Un hombre que cae está enfermo de gravedad es un libro que complace a la vista y al oído, a la inteligencia y a la sensibilidad. Un libro que ofrece varias lecturas desde su propio y sugerente título y que se encuentra en la línea que ha desarrollado su autor en Eco negro y Viene de antes, más clara y lograda si cabe en este libro: la fusión de la cultura y el habla popular con la alta literatura. Hidalgo es un descubridor nato de metáforas a medio camino entre el rock and roll y los clásicos, y ha creado con ello un lenguaje personal y reconocible.
Un hombre que cae está enfermo de gravedad muestra a un poeta en pleno dominio de su oficio. Este libro puede leerse como una feliz continuidad de Viene de antes: la intertextualidad, la heteroglosia, las múltiples alusiones literarias y los diversos homenajes confirman una conciencia plenamente crítica y en constante búsqueda de nuevos medios expresivos, de una nueva manera de decir lo que la literatura viene diciendo desde siempre.
Hidalgo reafirma la ruta binaria que ha significado el recorrido de la poesía. A lo largo de su obra ha ido acopiando y desplegando a la vez un paralelo de mundo poético que no únicamente emite la doble vía como acto de fe impostergable del asir y decir poéticos, sino, también, una especie de mediumnidad vertical concreta, cuyo grado de posesión termina por ofrecernos una imagen de nuestra abismalidad terrena.