En la década de los veinte a los treinta, México vive un proceso cultural que no se ha vuelto a repetir. Como generación, los Contemporáneos entendieron que la cultura mexicana debía obligatoriamente comprometerse en un acto simbiótico, con mucho de donación y de asimilación, de proyección y de aceptación de los valores de Occidente, en especial los de reciente palpitación, la cultura más actual. La clasificación común incluye, vistos sólo desde la poesía con cierta relatividad a Carlos Pellicer, Jaime Torres Bodet, José Gorostiza, Bernardo Ortiz de Montellano, Enrique González Rojo, Jorge Cuesta, Xavier Villaurrutia, Elías Nandino, Salvador Novo y Gilberto Owen. ¿Acaso fueron ellos los únicos elegidos, los preocupados por un México universal? No sólo fue un grupo sino una generación indeterminada que necesita sumas y balances. Manuel Álvarez Bravo, Carlos Chávez, María Izquierdo, Samuel Ramos, Antonieta Rivas Mercado, Rubén Salazar Mallén, entre otros, demandan con su obra su plena inserción al núcleo de los Contemporáneos.
Además debe reconocerse a cuatro creadores que incuestionablemente por su poética pertenecen al ideario de la “generación” y que han sido relegados: Enrique Asúnsolo, Octavio G. Barreda, Anselmo Mena y Enrique Munguía. Así el propósito de este libro es rescatarlos, dar a conocer su obra y enmendar la mala memoria histórica.