2000 / 29 oct 2018 11:00
La vida literaria en la Nueva España de fines del siglo xviii, padeció los resultados negativos que para la cultura tuvo la expulsión de los jesuitas de sus centros de estudios e investigación, ya que la suspensión de aquella actividad intelectual significó un serio retroceso para la cultura nacional.
La renovación literaria de inicios del siglo xix fue lenta y precaria. Subsistían resabios gongorinos decadentes en textos prosaicos. Los cantos de las musas mexicanas (1804) fue un volumen que contenía alrededor de doscientas contribuciones de poetas que habían participado en el certamen al que convocó Mariano Beristáin de Souza, con motivo de la inauguración de la estatua ecuestre de Carlos iv en 1803.
En el Diario de México (1805-1817) se dieron a conocer, a partir de 1806, los versos de fray Manuel Martínez de Navarrete, primer mayoral de la Arcadia Mexicana, firmados con los seudónimos Damón, Batilo, Angriso, Dametas o Mirtilo. Este diario recogió la producción de una nueva generación literaria, la del neoclasicismo, y fue el vehículo para la manifestación de las letras hasta su desaparición en 1817.
El grupo de hombres de letras que colaboraron en el Diario fue numeroso, alrededor de ciento veinte; sin embargo, los que tuvieron mayor renombre fueron Anastasio Ochoa, Agustín Castro, Francisco Manuel Sánchez de Tagle, Juan Wenceslao de la Barquera, Ramón Quintana del Azebo, José María Lacunza y Luis Mendizábal.
Las obras de carácter político aparecieron con motivo de la Guerra de Independencia: en la oratoria destacaron Miguel Guridi Alcocer, diputado por Tlaxcala; Miguel Ramos Arizpe, diputado por Coahuila, y Joaquín Pérez Martínez.
Durante este tiempo se publicó la primera novela mexicana: El Periquillo Sarniento, en 1816, inaugurando el género costumbrista por José Joaquín Fernández de Lizardi.
Bernardo Couto comentaba que durante estos años se había abandonado el interés por las letras y que, en cambio, hubo preferencia por los estudios políticos y económicos, por lo que éstos fueron numerosos, iniciándose de esta manera una corriente de pensamiento fundamental para el México independiente.
Beristáin de Souza, José Mariano Castro, Agustín Fernández de Lizardi, José Joaquín Martínez de Navarrete, José Manuel Ochoa y Acuña, Anastasio María de Sánchez de Tagle, Francisco Manuel