1995 / 18 sep 2018 17:42
Xavier Icaza (1892-1969), poeta, novelista, “retablista” y ensayista, inició su obra con la novela Dilema (1921), de ambiente mundano, para narrar los amores de una fogosa muchacha. De los salones de la colonia Roma, Icaza “bajó a la plaza pública y se ha quedado en ella”, comentó Mariano Silva y Aceves en 1932. La primera manifestación de su nueva tendencia fue una obra de sorprendente novedad, Panchito Chapopote. Retablo tropical o relación de un extraordinario sucedido de la heroica Veracruz (1928), muy bien ilustrado con maderas de Ramón Alva de la Canal. Cuenta la historia de un personaje popular veracruzano que se enriqueció al vender su tierra estéril, una “chapopotera” a unos gringos buscadores de petróleo, todavía en tiempos de don Porfirio. Panchito disfrutaba alegremente su fortuna, vino la Revolución y lo mató una bala perdida. No hay, pues, denuncia ni protesta, sino gusto por lo popular a la manera estridentista, recreación regocijada de ambientes y de lenguaje (Es posible algún eco de Tirano Banderas (1926) de Valle-Inclán). Al final del libro, en un curioso “Alcance”, impreso en papel de china como los corridos, Xavier Icaza emplea por primera vez una mezcla de prosa y verso, y entre pensamiento y farsa, con voces de múltiples personajes reales y convencionales. Llamará retablos a esta invención suya.
Tres retablos de Icaza tienen por tema a imágenes religiosas populares. El Retablo de Nuestra Señora de Guadalupe (1955), con dibujos de Ana Guido de Icaza, es una hermosa recreación del relato de Valeriano, y concluye con un “Corrido guadalupano”. La Relación y prodigio del Santo Señor de Chalma (1963), es un poema dramático; y la Tragedia y loa de Nuestra Señora de los Remedios (1936) intenta cohonestar las devociones de la virgen española y la guadalupana.
El Mitote de Toloacha (1955), con dibujos de Tisner, cuenta con humor la historia de una pareja que hace su fortuna vendiendo yerbas, incluidas la mariguana, el toloache y el peyote. Todo pasa entre jolgorios populares y lo sorprendente es que nunca los persigue la justicia. La Toloacha y el Charifas perecen, pero de amor y de sus propios excesos.
El Coloquio de Juan Lucero (1962), con grabados de Posada, tiene por tema a un parrandero alegre y valiente que logra salvar por unas horas la vida del presidente Madero.
Xavier Icaza escribió, además, varias novelas, entre ellas, La hacienda (1924), Gente mexicana (Xalapa, 1927, con prólogo de Daniel Cosío Villegas), y La patrona (1962); en forma teatral, alegorías políticas, como Magnavoz (1926) y Trayectoria (1936), y numerosos ensayos de temas políticos y sociales.
10 dic 1997 / 08 oct 2018 07:34
Realizó sus primeros estudios con su tío paterno Francisco A. de Icaza y continuó su formación académica en la Escuela Nacional Preparatoria (enp) de 1913 a 1916 y en la Escuela Libre de Derecho y obtuvo el título de abogado en la Escuela Nacional de Jurisprudencia de la Universidad Nacional de México (hoy, Univerisdad Nacional Autónoma de México unam). Estudió Letras Clásicas en la Universidad de Columbia; también estuvo en la Universidad de California. En 1912, formó parte de la Caballería Ligera del presidente Francisco I. Madero. Estableció amistad con el grupo de escritores formado por Mariano Silva y Aceves, Julio Torri y Carlos Díaz Dufoo. Sus maestros Alfonso Reyes y Pedro Henríquez Ureña lo interesaron por la Literatura Mexicana. En Xalapa, Veracruz escribió sus primeras obras, como Panchito Chapopote (1928), que ha sido traducida y reeditada en numerosas ocasiones; en esa ciudad conoció al grupo de vanguardia de aquellos años, los estridentistas y a otros escritores como Genaro Estrada, Daniel Cosío Villegas y Eduardo Villaseñor. Trabajó como abogado de la Compañía El Águila. Realizó dos viajes a Europa, en 1925 y en 1928, para visitar, en París, a Reyes y a José María González de Mendoza. A su regreso a la Ciudad de México en 1929 participó en la nueva política y en el gobierno de Lázaro Cárdenas. Fue ministro de la Sala del Trabajo de la Suprema Corte de Justicia, consejero legal de la expropiación petrolera y de los campesinos y trabajadores de la zona lagunera del país. Además de colaborar en el grupo que encabezaba Vicente Lombardo Toledano, escribió en su órgano informativo, el periódico El Popular; fue editor de la publicación Futuro (1933). Participó en la fundación de la Confederación General de Obreros y Campesinos de México (1933), encabezada por Lombardo Toledano; miembro fundador y consejero jurídico de la Confederación de Trabajadores de México (ctm) (1936). Fue uno de los fundadores de la Universidad Gabino Barreda, actualmente la Universidad Obrera de México Vicente Lombardo Toledano, de la que fue rector sustituto. En 1940, fungió como director general de Educación Extraescolar y Estética de la Secretaría de Educación Pública, que en 1946 se convirtió en el Instituto Nacional de Bellas Artes (inba). Colaboró en la Secretaría de Trabajo y fue abogado consultor de la Presidencia de la República durante los sexenios de Miguel Alemán, Adolfo López Mateos y Gustavo Díaz Ordaz y hasta su muerte. Fue profesor de Derecho en la Universidad Veracruzana (uv) de Xalapa y de Historia y Literatura en la Facultad de Filosofía y Letras (ffyl) de la unam. Colaboró en varias de las revistas y suplementos de principios del siglo xx, como La Nave, Pegaso, México Moderno y el suplemento "El Magazine para Todos", de El Universal. Entre 1940 y 1955 escribió asiduamente sobre temas de literatura, política y economía de México en las columnas "México ahora" y "S.O.S" del periódico Novedades.
Xavier Icaza y López Negrete, narrador y ensayista, poeta y dramaturgo, se inició como novelista con Dilema, publicada en 1921, en ella narra las aventuras amorosas de una mujer aristócrata; escrita todavía bajo la influencia de las tendencias realistas y afrancesadas de la época, contrasta totalmente con su producción posterior. Gente mexicana reúne novelas cortas en las que trata el tema de la Revolución. Con su farsa Magnavoz 1926 y su “retablo tropical”, Panchito Chapopote el autor se sitúa ya como parte del movimiento vanguardista. En esas obras aborda la realidad mexicana y su situación política. Magnavoz 1926, es un discurso en el que analiza las cuatro tendencias políticas y filosóficas del México de entonces; aparecen como personajes José Vasconcelos, Diego Rivera y Alfonso Reyes. Panchito Chapopote refiere la ambición de las compañías extranjeras por el petróleo con el beneplácito del gobierno porfirista; la pieza está narrada en un ritmo de rumba; en ella aparecen canciones, corridos y recursos teatrales. Según anota John S. Bruswood, el vanguardismo de Xavier Icaza incluye varias tendencias aparte del estridentismo, al ser un autor que adapta e inventa géneros para sus obras literarias, lo que las hace difíciles de clasificar; rescata retablos, mitotes, leyendas y coloquios de la tradición popular. La mayoría de sus obras de esta época se caracterizan por la frase corta y sin adjetivos. La crítica apunta una segunda etapa en la producción de Icaza, que se inicia con la investigación religiosa en las piezas De Chalma y de Los Remedios y Corona de las tres divinas niñas, ambas de 1963. Son numerosos los estudios que dedicó al marxismo, al derecho obrero y a la expropiación petrolera. Es importante destacar su conferencia La Revolución Mexicana y la literatura (1934), por sus ideas sobre las obras de Mariano Azuela, Martín Luis Guzmán, las de sí mismo y las de sus compañeros de generación.
Instituciones, distinciones o publicaciones
Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura INBA
Facultad de Filosofía y Letras FFyL (UNAM)
Universidad Veracruzana UV
México Moderno. Revista de Letras y Artes
PEN Club de México
Pegaso. Revista Ilustrada
La nave