Es Montevideo, un Montevideo actual, vieja ciudad tomada y degradada; triste y aterradora. De silencio ignominioso. Ahí se produce una conversación entre dos mujeres de generaciones distintas: una de 40 años, otra de 28. Ahí, fuera del tiempo, quedan unidas tres ciudades, Buenos Aires, Montevideo y Santiago. La conversación delínea una sola determinación: la lucha; desemboca en un solo presente: la muerte. La mujer mayor habla desde la perplejidad, el azoro que aún le produce toda una manera de entender la vida de un grupo jóvenes que más parecían “chicos salidos a deshora de la escuela” que existencias determinadas a decir no, a enfrentar la muerte, el dolor, y ahora el pánico y la impaciencia.
La más joven es la rabia; la vida rota: la sensación de haberse usado para llevar a cabo una protesta milenaria por la injusticia. Pero con todo y su resentimiento sabe que lo púnico que se no se podía hacer era quedarse a fuera. Por que qué distinta una vida hecha de gestos, de momentos, de cariños súbitos que llegaron a significar todo. Hecha de una muerte que no es necesariamente la cara opuesta a la felicidad y a la vida.
En la atmósfera de la narración está el terror, la impotencia, el silencio de los desaparecidos, la frialdad del torturador. Están los miles de muertos y la fuerza salvaje del orden imperante. Y subversiva, latente, intensa, está la fe en la lucha. La conciencia de que la vida es otra.
De Marta Traba hemos publicado también En cualquier lugar.
Otras obras de la colección (La Creación Literaria):
























