[…] Cada parte en cada uno de los [15] ensayos [que conforman Escribir poesía en México II] se apega a su parte. Ninguna, además, altera la circunstancia de que, a pesar de las discusiones o las descalificaciones, ya se escribieron y se están escribiendo los poemas en México. Por vocación, por designio o por proyecto. Porque la poesía va a contracorriente de las hipótesis que buscan explicarla, justificarla o condenarla. Porque es más simple que la prosa (susurran las malas lenguas). Porque su coherencia se suspende en las metáforas. Porque se disfraza de oratoria. Porque se grita en las calles. Porque se oye. Porque no se esfuma. Porque los poetas son las personas que escriben los poemas cuando deben escribirse para que no se pare en seco la máquina del movimiento y se dispersen irremediablemente las penúltimas palabras.