Es un lugar común, dice el autor, hablar del "fondo vital de alegría y de victoria" en la poesía de Carlos Pellicer (1899-1977). Cierto que es una nota que define su creación poética, pero Bonifaz Nuño, poeta, ensayista y traductor, quiere integrar otra faz del movimiento completo de la obra de Pellicer. Si hay marejadas de júbilo y de triunfo en esta poesía, hay también "sombríos oleajes o estanques remansados de tristeza y temor". Son tres los objetivos del presente estudio: reunir la casi totalidad de climas y asuntos poéticos de Pellicer; examinar aquellos poemas que expresan un "desastre sentimental" y tal vez estamos de ánimo negativos, y por último, acometer estos poemas, principalmente los sonetos, no como producto de un ánimo consciente, sino del "mero arrebato poético". No por menos, se trata de una interpretación de "uno de los mayores poetas de nuestra lengua" por parte de otro poeta.
Descubrir en Pellicer este aspecto poco atendido de su poesía, rinde frutos en cuanto a la valoración adecuada de su práctica, rinde frutos en cuanto a la valoración adecuada de su práctica del soneto amoroso. "Sonetos amorosos y tristes -afirma Bonifaz Nuño- en nada inferiores a los mejores que en la misma tradición los preceden." Refiérase, pues, el sentimiento de soledad del amor inconciliable a la manera de Dante o de Petrarca, la expresividad de Garcilasco y Herrera, la maestría de Sor Juana, el pensamiento dolorido de nuestro poeta Othón. Como quiera, el autor, se adentra en dos títulos pellicerianos y a ellos ajusta su análisis: Hora de Junio (1937) y Recinto y otras imágenes (1941).
