Con Arte entre dos continentes (Siglo XXI Editores-Conaculta, 2005) se inició un proyecto sobre la obra ensayística y textos monográficos de Mariana Frenk-Westheim, cuya obra de ficción se ha reunido en Aforismos, cuentos y otras aventuras (fce, 2013). En Recuerdos y retratos de Mariana Frenk-Westhein. Entrevistas, ensayos, cartas y homenajes, Roberto García Bonilla reúne textos en torno a la traductora, crítica de arte, curadora, profesora y escritora. A lo largo de más de medio centenar de textos sabemos sobre la vida de una mujer en quien convivieron la austeridad, la disciplina, el amor por la naturaleza, la pasión por el arte, y que, como traductora, se consagró a la obra de diversos autores; en particular llevó al español toda la obra del crítico de arte Paul Westheim, su segundo esposo. Estos recuerdos se dividen en tres secciones: “Entrevistas y retratos”, “Crónicas, ensayos y cartas” y “Juan Rulfo y Mariana Frenk-Westhein: del reconocimiento al silencio”: es un recuento y valoración en perspectiva sobre la vida y el trabajo de la traductora al alemán de Pedro Páramo (1959). El lector advertirá geografías, evocaciones y anécdotas que se conjugan como leitmotivs que configuran, también, autorretratos hablados que suman fragmentarios pasajes autobiográficos. Encontramos también breves misivas de personajes con quienes Mariana convivió: Thomas Mann, Alfonso Reyes, Carlos Pellicer, Xavier Villaurrutia, Rosario Castellanos, Fernando del Paso y Juan Rulfo, con quien se advierte una estrecha confianza y empatía entre dos temperamentos tan distintos que compartían la curiosidad por saberes ignotos y permanentes viajes desde la ficción hasta fantasía. Mariana Frenk-Westheim dedicó cerca de setenta años de su vida a la cultura mexicana. Recuerdos y retratos de Mariana Frenk-Westheim, además de un homenaje, es una fuente de consulta sobre nuestro pasado inmediato desde los senderos de la estudiosa nacida en Hamburgo el 4 de junio de 1898. Perdió la nacionalidad alemana en 1935 por dictados del Tercer Reich, y un año después se nacionalizó mexicana. Murió en la ciudad de México el 24 de junio de 2004.