En la obra de Ivo Quallenberg en sentido de la vida está continuamente en juego, y el azar, cuando interviene, parece decantar sus historias. A pesar de que los personajes buscan a todo trance resolver su existencia, sus insalvables obsesiones los enceguecen, a tal punto que se hunden todavía más en la zozobra; pareciera recordarnos al más puro Constantino Kavafis cuando dice: "no hay camino para ti, al arruinar tu vida en este pequeño rincón del mundo la has arruinado en toda la tierra". En otro ángulo está el humor del que hace uso Quallenberg, por más trágica que sea la realidad del personaje, el tono del narrador siempre se acerca al lector con el aliento que proporciona la ironía, el lenguaje de la inteligencia.
Literatura que no ha buscado adelgazar la realidad para mitificarla, la de Ivo Quallenberg es una escritura que busca la orientación vital de sus personajes. En esta novela el lector encontrará a sus amigos y a sus enemigos, el camino al descenso en el que se conocen las aptitudes de quien o, ¿en dónde podría ser más genuino el retrato de un hombre?