Enciclopedia de la Literatura en México

El cristal en la playa

Sustantivo tótem en la obra huertiana, el cristal simboliza –como para los poetas del Siglo de Oro español– una firmeza transparente, que a un tiempo permite ver y contener las materias del mundo. Y no sólo eso: ya azogado, dicho cristal refleja el mundo visto y contenido. ¿A qué otra cosa equivaldría la escritura sino a un juego de espejos enfrentados, donde las superficies reflejantes son honduras reflexivas? De ahí que David Huerta prefiera “No escritura sino cristal / detrás del que la mano desmenuzaba inmateriales trituraciones / y abstraía, cortaba, refinaba los tajados ladrillos de las ideas”.

Con su maestría acostumbrada, Huerta desmenuza, abstrae, corta y refina el cristal de sus múltiples hallazgos. Versos que corren de la plaza pública a la celebración amorosa y al ensayo personal; odas a la “morada perdurable” del cuerpo y elegías sobre “el avance zurdo / de la muerte”; epigramas sobre la vida literaria y “viñetas fantasmales” del paisaje interior; endecasílabos sinfónicos y apuntes fragmentarios de cámara; “poemas encontrados” en los sitios más inverosímiles de la biblioteca y poemas donde el lector se acoge a la fastuosa hospitalidad de una voz íntima y civil: todo ello compone este nuevo catálogo de asombros.

 

El cristal en la playa no sólo es una muestra mayor de la poesía de Huerta; es, asimismo, una asombrosa refracción de su prisma inagotable. A casi cincuenta años de El jardín de la luz, su primer libro publicado, David Huerta se consolida como uno de los poetas esenciales de nuestra lengua y nuestro tiempo.

* Esta contraportada corresponde a la edición de 2019. La Enciclopedia de la literatura en México no se hace responsable de los contenidos y puntos de vista vertidos en ella.