La seducción no es como la pintan. De hecho, más que colores tiene sabor: un sabor agridulce, por cierto. Al menos así nos la presentan los autores aquí reunidos. Desde relatos que subvierten la fórmula erótica tradicional del seductor-víctima, hasta formas sutiles de enmascaramiento y dominación. Los fines pueden ser muy diversos: conseguir un cuerpo, mermar o provocar la soledad, procrear un hijo, coleccionar conquistas, pero en todos los cuentos brilla un fascinante más allá: la luz oscura y subyugante del deseo.
Ana Clavel
* Esta contraportada corresponde a la edición de 2007. La Enciclopedia de la literatura en México no se hace responsable de los contenidos y puntos de vista vertidos en ella.