Esta reflexión, que Alfonso Reyes estructura en tiempos musicales, es sin duda la crónica de un instante, un instante que viene y se va, que vuelve y lo acompaña, que no desaparece, permanece, y da la impresión, la esperanza, de que se ha ido. Un instante que corre de 1941 a 1952, y que Reyes, paradójicamente, da vida en un ejercicio de exorcismo que lo presenta y vuelve literatura. Testimonio de un escritor que sabe que va a morir y pide tan sólo un poco de tiempo —el necesario— para concluir su obra, pero su obra no está conformada de islas; al contrario, se trata de un océano, un abundoso océano, que no reconoce límites ni fin alguno.
José Javier Villarreal
* Esta contraportada corresponde a la edición de 2019. La Enciclopedia de la literatura en México no se hace responsable de los contenidos y puntos de vista vertidos en ella.