¿Por qué nos atrae un autor? ¿Por qué llegamos a creer en él? ¿Por qué pensamos algunas veces que de nosotros es de quien habla? ¿Por qué, siendo el escritor un desconocido, nos llega a parecer tan familiar? Si bien es cierto, algo se sabe del tejido cerebral: la entramada de algún modo siempre será un misterio.
Me gusta pensar en el destino como mágica posibilidad donde uno se halla con el otro. Cuando uno decide seguir a alguien, como fue mi caso, al andar tras Rubén Darío, espera en algún momento ser mirado, aunque ese mirar llegue de reojo a pestañear el borde de la incredulidad. Mas eso poco importa, si el ojeo se aproxima como venido de aquellos sueños donde uno goza de verdad la vida.
* Esta contraportada corresponde a la edición de 2018. La Enciclopedia de la literatura en México no se hace responsable de los contenidos y puntos de vista vertidos en ella.