Un forastero llega a una estación vacía a la espera de abordar un tren. De la nada, un viejecillo con una linterna roja aparece. Le dice al viajero que considere buscar hospedaje, pues ahí las cosas son diferentes. Y comienza a explicarle el secreto de los trenes: éstos tienen vida propia, son capaces de cambiar la vida de los viajeros. De pronto, el silbido del tren rompió el ensimismamiento del viajero. El destino que marcaba su boleto ya no le importaba. Comprendió que las historias que escuchó de los trenes eran ciertas si se aventuraba a cambiar de rumbo, de estación, o de destino.
* Esta contraportada corresponde a la edición de 2018. La Enciclopedia de la literatura en México no se hace responsable de los contenidos y puntos de vista vertidos en ella.