"La niña lo vio, la niña gritó:—¡Hermano! ¡Hermano! ¡Ay, mi hermano! —y de pie, rosada por la luz que la divinizaba.
Miró a ese gigante de los bosques.
¿Quién puede saber qué pasa en esas sagradas cabecitas? Se irguió a la orilla de la estrecha cama, y amenazó al monstruo con su dedito.
Entonces, a un lado de la cuna de seda y encaje, el gran león depositó al hermano frente a ella, igual que lo habría hecho una madre al bajarlos brazos, y le dijo:—Aquí está. ¡Ya! ¡No te enojes!”
Victor Hugo “La epopeya del león”
* Esta contraportada corresponde a la edición de 2006. La Enciclopedia de la literatura en México no se hace responsable de los contenidos y puntos de vista vertidos en ella.