A principios de 1969, a pesar del bloqueo económico de los Estados Unidos sobre Cuba y el antagonismo entre los dos países, mi esposo, Oscar Lewis, contando con mi asistencia y la de otras personas, se puso a trabajar en un proyecto de investigación de tres años en Cuba. No era la primera vez que un profesor universitario norteamericano hacía investigación en la Cuba post-revolucionaria, pero el amplio enfoque del proyecto y el hecho de que se realizase por invitación de Fidel Castro y la Academia de Ciencias Cubana, con la aceptación y la cooperación del Departamento de Estado norteamericano, hizo surgir la curiosidad y la sospecha en ambos lados. Hubo quienes creían que las concesiones especiales del Departamento de Estado para que Oscar viajase cuando quisiera a Cuba sólo podían dignificar que trabajaba para la CIA; otros daban por sentado que era un comunista porque lo había invitado Castro y se le permitía hacer investigación independiente. Cuando, un año y medio después y seis meses antes de la muerte de Oscar, el proyecto fue detenido abruptamente en junio de 1970, hubo muchos rumores e interrogantes. Antes de presentar los resultados del trabajo de campo quisiera, por lo tanto, revisar brevemente los antecedentes del proyecto, por qué y cómo resultó, qué pasó en Cuba y, finalmente, cómo terminó.
Ruth M. Lewis