Hace doscientos años nació en Odense, Dinamarca, un niño que fue hijo de un zapatero y que, a pesar de vivir en la pobreza, creció con un gran entusiasmo por las historias fantásticas, los personajes imaginarios y el universo del teatro, que su padre le regalaba. Tuvo la oportunidad de estudiar y de aprender mucho con la lectura de grandes escritores de la literatura alemana e inglesa a quienes admiraba. Esa formación y el gusto que él tenía por los cuentos populares le permitieron llegar a escribir sus propios textos, poemas, novelas, crónicas de sus viajes, pero, lo que mejor logró fue escribir cuentos con un estilo tan original que gustaron a niños, a jóvenes y adultos dentro y fuera de su país, porque muy pronto empezaron a ser traducidos, lo que hizo posible que muchos lectores los conocieran y apreciaran.