Luis Téllez nos anuncia ya desde el título de su libro Media Tarde el tiempo y la atmósfera que rodean los elementos de su escritura: no la plena luz del día sino el albor del crepúsculo, el inicio de la noche, justo después de la caída del sol, hora en que las cosas se nos revelan fantasmales, tras un velo de gasa. El universo poético y los personajes de Media Tarde se suceden siempre detrás de las cortinas de un cabaret, de las de hielo seco en una pista de baile o bien, tras las cuerdas y los gritos de un cuadrilátero de lucha libre. De ahí que el tiempo escritural de los poemas sea también la madrugada, el momento justo antes de la salida del sol, hora dilecta de los comensales de la vigilia, los trasnochados.
* Esta contraportada corresponde a la edición de 2010. La Enciclopedia de la literatura en México no se hace responsable de los contenidos y puntos de vista vertidos en ella.