Actor, director, maestro, editor, promotor y autor de teatro, Ricardo Pérez Quitt festeja sus 40 años como cabal hombre del drama y de la escena con estas 12 obras que dan cuenta de la confusa realidad que vivimos en México. En los años 70, cuando el ahora veterano de las mil batallas comenzó a escribir teatro, la violencia no había permeado a la sociedad y provenía fundamentalmente de la represión del Estado. Por eso la guerrilla floreció en esos años como la flor de la utopía liberadora que terminó trágicamente. Herederos del drama realista de los años 50, la generación de Pérez Quitt llevo ese realismo a la lucha de clases y los conflictos sociales que se expresaban, incluso, el conflicto amoroso de sus personajes. Entonces el enemigo de la felicidad individual y colectiva era el poder establecido. Hoy el enemigo está en todas partes, incluso en uno mismo. De ahí en las últimas obras de Pérez Quitt la realidad y la ficción, el cine y el teatro, la literatura y la caricatura, la ideología y el comercio, la vigilia y el sueño, el bien y el mal, en suma, se entremezcle en un híbrido de realidad virtual que nos deja desconcertados. Lo que no ha cambiado la dramática de este autor es el barroquismo del lenguaje sí. De Atlixco, como su maestro Héctor Azar, enamorado de las formas verbales, su teatro va a contracorriente del teatro monosilábico de este presente desolador en lo que nada es lo que parece.