Respirando por la herida es una compilación de 17 cuentos que se adentran en el recuerdo para rescatar ese gajo de la memoria donde se guardó el primer encuentro amoroso. En estas páginas podrán ver cuántos se atrevieron a saldar cuentas con el pasado para revivir esa inauguración sexual. Los escarceos también están presentes, ya que algunos fueron más intensos que el contacto pleno. Luego encontrarán otras historias con diversos temas, personajes y lenguajes, pero siempre hablando de primicias. Total, que los actos de iniciación, sean proezas primigenias o escarnios inolvidables, siempre serán necesarios y, por lo tanto, ineludibles. La primera ocasión en que hacemos algo, suele ser el punto de partida para perder la timidez y, si está en nuestras posibilidades, para tomar confianza. Alguien tuvo que mirar la luna en el principio de la humanidad y nosotros repetimos la acción como un ritual ante lo inconmensurable. Podemos o no guardar la postal de la primera luna que hayamos visto con atención, pero no podremos evitar nuestra propia contemplación. Y lo mismo será, repito ante la ausencia de Eusebio Ruvalcaba, cuando cerremos los ojos definitivamente. Siempre hay una primera vez para todo, incluso para nuestra muerte. A ella no podemos evitarla ni retardarla, porque es una de las pocas certezas en la vida, acaso la única.