Trampas del hambre de Mara Jiménez, que duda cabe, es un libro bien estructurado, lógico, coherente de buena prosa, en un tránsito libre de ida y vuelta entre un lenguaje cotidiano y otro lírico, abierto, despreocupado, que incorpora de manera natural los giros anecdóticos del discurso, al lenguaje corto y característico del cuento, basado más en imágenes que en descripciones amplias y precisas. Cumple un doble propósito, por un lado narra —en El banquete— la vida de una generación familiar de odios y rupturas, pero por otro es el pretexto que Mara utiliza para mostrarnos el rostro dolorido del silencio, del desamor y la soledad, mundo en el que las deformaciones y vicios de las actuales sociedades, permeadas por el autoritarismo, el consumismo y el individualismo gorgónicos, son a final de cuentas el espejo invertido de Perseo, que terminará por convertir en piedra los sueños más sublimes y aún los mejores deseos.
Carlos Maciel