Roberto Bolaño de quien se ha dicho era «el heredero malicioso de Borges», he reunido en su último libro cinco cuentos y dos conferencias. Sutiles entramados de historias contadas al oído e incendiadas por la poesía— y desde Henry James en adelante, todos sabemos que en el secreto corazón de la literatura el chisme es rey, y que la poesía (no confundir con la infame prosa poética, como hubiera insistido Bolaño) es aquello que sostiene la escritura y seduce en los más grandes escritores—, los cuentos de Roberto Bolaño, son divertidos, imprevisibles, fascinantes. En Jim se cuenta el encuentro con el americano más triste del mundo; con El gaucho insufrible, donde se perciben los efluvios nada santos de Macedonio Fernández y Gombrowicz, seguimos en su insólita aventura a Héctor Pereda, un ejemplar abogado argentino y padre de familia, que se convirtió en gaucho de las pampas; en El policía de las ratas Pepe el tira, detective, sobrino de la mítica Josefina la Cantora, que nos descubrió Kafka, nos informa sobre la política siniestra de las alcantarillas; en El viaje de Álvaro Rousselot nos desvelan, en un relato donde resuenan ecos de Bioy Casares y Resnais, el raro destino de un escritor argentino de los años cincuenta, autor de una novela en la que todos los personajes están muertos menos uno, inesperadamente filmado—o plagiado—por un cineasta francés. Dos cuentos católicos, deslumbrante en su ironía y su negrura, da cuenta del azaroso encuentro entre un adolescente arrojado ante la incomodidad del mundo y un asesino en serie, poseídos ambos por la religión. De las conferencias, Literatura + enfermedad = enfermedad nos sobrecoge son su humor y su inteligencia, y en Los mitos de Chtulu Bolaño hace rodar unas cuantas cabezas de la escena literaria contemporánea con una ironía a veces muy sutil, y otras bastante sanguinaria.
«Roberto Bolaño el conquistador es un gran, incurable mitólogo; alguien para quien todo lo que sucedió (lo mejor y lo peor, las vanguardias y el fascismo, Ezra Pound y el Estadio Nacional de Santiago luego del golpe de 73) sucede, sigue sucediendo ahora en el ecosistema delirante del mito, y todo lo que sucederá, sucederá por efecto del mito, o de la máquina del mito, la literatura» (Alan Pauls, Página 12).
«La obra de Bolaño es brillante, de múltiples facetas, inclasificable y hace de él uno de los mejores escritores latinoamericanos más admirados de su generación» (Raphaëlle Rerolle Le monde).