En Espectros de Macedonio nos enfrentamos con un cuestionamiento fundamental: ¿qué hacemos con la (des)articulación del ensayo como género, como concreción, como texto? Y Alfredo Lèal, con una prosa que privilegia como fuerza la congregación de sus fuentes, nos da respuestas y conclusiones que aparentan ser totales, pero que en realidad plantean nuevas preguntas. En este libro el lector encontrará una honda reflexión sobre la naturaleza del ensayo, pero además, la misma puesta en práctica de una forma de “ensayar el ensayo”. Desde Cicerón hasta Foucault, pasando por Macedonio Fernández (el espectro que une todos los textos) o Borges en la tradición hispánica, aterrizando en Don Quijote o Derrida, tenemos enfrente una constelación de textos que permite tensar puentes que parecieran imposibles. Lèal lee los clásicos desde una serie de posturas disímiles con hallazgos notables, cuestionando a la vez la forma en la que se han leído antes. Pero no sólo eso, nos pone frente a la misma disyuntiva que tenemos ante un texto de indeterminación genérica: ¿qué estamos leyendo y desde dónde? Al leer, somos partícipes de una puesta en duda, de un cuestionamiento general y constante ante el propio ejercicio de escritura: es un libro, un texto, un (no) ensayo, un tratado general o particular, una reflexión que se sabe certera pero que duda de su naturaleza. Y esa es quizá la riqueza de un libro que no pretende ser absoluto, sino que pone en tela de juicio lo que ya consideramos como entero.
Bruno Ríos