Rosario Castellanos llenó su novela Balún Canán de chispazos descriptivos. Observa, aplica sentidos (ver, oler, oír, gustar y tocar). De entre todos, selecciona los aspectos más característicos, elige los, a su juicio, mejores y los reviste de una fórmula literaria impactante y original. Esos chispazos están en todas partes de su novela y los devoramos detenidamente y con mucho placer. Abel Alemán Mora los ha recorrido y rumiado y ahora, gozosamente seleccionados y comentados, nos los ofrece enteros sobre las palmas de este libro.
Su lectura nos prende de emociones y nos aflora la ternura y el enojo y la sorpresa y el sollozo y el pesar y la compasión y la solidaridad y, siempre, el gozo por el estilo literario con que lo expresa. Tiene un interés emocional y no nos cansa su lectura. Sabemos el desenlace pero nos estancamos en el gozo y, por nuestra identificación humana con la historia que se cuenta, con su lectura nos abrazamos unidos en solidaridad humana.
La introducción tiene un sabor y sentido especial: es una charla sabrosa, amplia y bellamente ilustrada sobre la formación del estilo, especialmente el descriptivo. Yo ya lo disfruté.
El autor