El mono Ozomatli y el sabio don Armadillo Palillo se van de viaje por ahí. No llevan rumbo ni maletas. Se les perdió el reloj y quién sabe cuándo regresen.
Anda que te anda, salte que te salte por árboles, ríos y praderas, los dos amigos se encuentran con otros animales: don Armadillo instruye a Ozomatli sobre las particularidades del colibrí, la cigarra, el zorro, hormigas y libélulas, ranas, murciélagos y luciérnagas, la paloma y el albatros, la zarigüeya y el koala.
De esta manera Ozomatli y don Armadillo descubrirán que cada ser vivo —pequeño o grande, feo o hermoso— tiene un valor incalculable y que la vida de cada uno se encadena a la de los otros para formar un todo lleno de armonía. Al terminar de leer las aventuras de Ozomatli y don Armadillo —cuyos hilos maneja con buen humor Mireya Cueto—, los lectores habrán cambiado un tanto sus ideas acerca de la naturaleza y quizá vean a los animales amorosamente —como a través de los anteojos de don Armadillo Palillo.