Desde hace casi treinta años, Enrique Krauze ha propuesto un panorama inquietante, detallado y de conjunto, de nuestro pasado: su obra es una auténtica biografía de México.En este libro, los personajes de Krauze no son los hombres del poder sino los delsaber. Construido como un texto polifónico, el libro aborda los temas fundacionales de la historia mexicana (el mundoprehispánico, la Conquista, el Virreinato) y alrededor de ellos estudia la actitud histórica de varios historiadores y escritores que vivieron el turbulento siglo xix.En estas páginas los hombres se encuentran en permanente tensión creativa, entre el presente y el pasado: Manuel Orozco y Berra, Joaquín García Icazbalceta, José Fernando Ramírez, Lucas Alamán, Ignacio Ramírez, Ignacio M. Altamirano, Justo Sierra, Vicente Riva Palacio. Estos autores, aunque diferentes en sus posturas, creyeron en mayor o menor medida en la necesidad de investigar, conservar y trasmitir la memoria mexicana, instaurar una permanente y casi religiosa presencia del pasado.
Enrique Krauze, que ha ido creando en sus obras un panorama sugestivo, a la vez detallado y de conjunto, de la historia de México, aborda en La presencia del pasado los episodios fundacionales de esa historia: el mundo prehispánico, la Conquista, la evangelización y el Virreinato. Y lo hace desde una perspectiva original, pues aquí los protagonistas son los «hombres del saber»: los historiadores, cronistas y escritores que vivieron en el turbulento y apasionado siglo XIX.
En permanente tensión creativa, mientras leían el pasado con las claves del presente y vivían el presente mirándose en el pasado, estudiosos como el riguroso Manuel Orozco y Berra, el sabio Joaquín García Icazbalceta, el jurista, bibliógrafo y ministro José Fernando Ramírez, el conservador Lucas Alamán, el radical Ignacio Ramírez, el polígrafo Ignacio M. Altamirano, el indigenista Bustamante o el educador Justo Sierra investigaron, conservaron, interpretaron y transmitieron la memoria histórica para instaurar, en los cimientos de la nación mexicana, una permanente y casi religiosa La presencia del pasado. Sus divergencias y convergencias con respecto a cuestiones como las raíces indígenas o la impronta española no son sino espejo de la discordia y la concordia que han marcado la trayectoria de ese país.