Atmósferas enrarecidas en las que a la tersura de la rutina le basta apenas un elemento extraño para ser trastocada y generar conflictos inquietantes. Escenarios de basamentos realista y fundamento histórico que sin embargo son alterados por la bruma indistinguible del misticismo, de lo fantástico, de lo onírico o de la llana locura. Una religiosa que se debate entre el frenesí carnal y el arrebato extático; un hombre que percibe imágenes y voces fantasmagóricas del pasado que lo incitan a dar muerte al general Calleja, son algunos de los personajes que trasiegan estas páginas y que se mueven en esa zona donde suele hallarse la mejor literatura: en la marginalidad. Habitan, invariablemente, un punto de quiebre del que sólo les es dado librarse ya sea por medio de la expiación o a través de un salto sin red al abismo.
Poseedor de una prosa decantada, exacta y sólida, de una voz honesta y de fuelle, en la más reciente camada de narradores mexicanos la obra de Ricardo García Muñoz se desmarca, por peso propio, de los discursos predominantes. Es en su atención por el valor justo del lenguaje, así como en su reconocimiento en la tradición, desde donde, paradójicamente, logra lo que muy pocos: distanciarse de la media y encontrar una notable originalidad.
Tryno Maldonado