Ha llegado el horario de verano. En casa de Valeria han olvidado adelantar el reloj y Valeria, que no está acostumbrada a llegar tarde a la escuela, sale tan rápido de su cuarto que no se da cuenta de que su imagen, atolondrada, se quedó en el espejo. Juan Luis, su compañero de clase, piensa que Valeria es una chava insoportable: la más puntual, la más atenta, la preferida de la maestra. Pero un día descubre que su piel morena combina con sus ojos que de tan cafés parecen negros, que al pasar junto ella un olor a jabón flota en el aire y que al escuchar su voz siente algo así como cosquillas. Valeria, la del alma blindada, la que rara vez expresa sus emociones, un día siente un latido inusual en el pecho, y quiere dejar que su cuerpo se mueva al ritmo de la música. ¿Será el cambio de horario o quizás están cambiando otras cosas? ¿Por qué, de repente, se trastoca nuestra forma de ver la vida y de juzgar a las personas?