Olga Harmony, la decana de los críticos, mira hacia atrás y recapitula no sólo su vida en el teatro, sino la vida misma en otros tiempos: un país que pareciera ajeno de tan peculiar en sus formas cotidianas; una ciudad cuya gente alguna vez fue emperifollada al teatro; una familia con censuras que nos ayudan a entender el drama íntimo de la moral social que retrataron los dramaturgos contemporáneos de nuestra crítica; chismes, juicios inesperados, ambigüedad de la memoria, pero también el dato exacto y el punto de vista de una mujer que, en cuanto a la escena mexicana de los últimos sesenta años se refiere, ha visto mucho.