Cuarenta años separan esta segunda edición de Cristal herido de la primera, que apareció en México en 1945. Dos años antes, en el tercero de su exilio, Manuel Andújar había empezado ya su irremediable carrera de escritor, que supera la veintena de volúmenes hasta el día de hoy, los más de ellos escritos y publicados en difíciles y complejas circunstancias. Eran aquellos los años en los que, a pesar de la terrible derrota en la guerra civil, la esperanza regresaba dolorosamente, en un mundo envuelto en el más trágico conflicto que los siglos hayan jamás conocido.
Andújar había publicado ya un libro de crónicas sobre el campo de concentración donde fue internado en Francia al final de la guerra, Saint-Cyprien plage (1942), y su primer libro de relatos dos años después, Partiendo de la angustia, pese a que la narración que le da el título es ya, por su extensión, una novela propiamente dicha. Estos dos libros no han vuelto a reeditarse.
La obra novelesca de Manuel Andújar empieza, pues, con esta novela, Cristal herido, que constituye el verdadero motor inicial que dio principio a la saga narrativa que su autor titula «Lares y penares». Son los años de la República y el principio de la guerra civil, vividos en Madrid y alrededores; aquí advirtió el escritor que los dioses se convertían en demonios y el hogar en un infierno. A pesar de la cronología en la publicación de estos relatos, Cristal herido se coloca entre la trilogía Vísperas y su otra gran novela sobre la guerra civil, Historias de una historia. Luego completan la serie dos novelas, Cita de fantasmas, sobre el exilio, y La voz y la sangre, sobre el regreso, ambas publicadas en 1984. Pero ya se sabe que la saga puede continuar, que el cuento nunca se termina de contar, que la experiencia es tan inagotable como el arte a que da lugar.
Rafael Conte