Sergio Galindo, Vicente Leñero, Juan de la Cabada, Edmundo Valadés, Alfonso Reyes y Augusto Monterroso son los seis autores que José Luis Martínez Morales analiza despaciosa y lúcidamente. Las “brevísimas lecturas” anunciadas en el título son en realidad “profundísimas lecturas” (y, que duda cabe, relecturas) que permitieron la elaboración de esto ensayos críticos cuya característica más notable es la perspectiva poco usual con que el autor aborda cada una de las obras. No ocuparse sino de los finales de los cuentos incluidos en La muerte tiene permiso o detenerse morosamente para desmenuzar y voltear para un lado y para otro, de arriba abajo las siete palabras que forman el cuento de Monterroso que estudia, serían dos ejemplos de esto.
El autor parte de una premisa obvia que, sin embargo, no necesariamente constituye la regla en el mundo de las letras: su afán por introducirse en un texto para estudiarlo surge antes que nada del placer y de la riqueza evocativa que éste le provoca.
Los ocho ensayos de este volumen comparten un rasgo fundamental desde mi punto de vista –casi me atrevería a considerarlo requisito indispensable de toda buena crítica literaria–, que consiste en despertar en el lector el deseo de remitirse a la obra estudiada, ya sea para leerla por primera vez, ya para volver a ella y ensayar la lectura que el autor propone. Y es que José Luis Martínez Morales ha sabido combinar en sus trabajos rigor académico y actitud hedonista: es fácil adivinar que para él leer y escribir son las dos caras de una labor en esencia gozosa.