Poeta, pintor, crítico de arte, el malagueño José Moreno Villa llegó a tierras mexicanas arrastrado por los vientos de la época. Y frente a un nuevo medio, “Con los ojos de pintor y manos de poeta -en palabras de Emmanuel Carballo-, se acercó a nuestras cosas, a nuestra gente, anotando finas y firmes observaciones sobre el carácter, la lengua, el paisaje urbano y campesino, arquitectura y arte popular y culto, comidas y bebidas, flores y frutos”. Estos breves textos, explica en el Prólogo Roberto Suárez A., “fueron formando una cornucopia: un espejo de marco labrado que reflejó la imagen de rincones y esquinas del país, y de sus habitantes, con perspectivas sorprendentes a fuerza de cotidianas”.