Sorprendentes, imaginativos, cuestionantes, críticos, divertidos, solventes, agudos, valientes, parciales, subjetivos, arbitrarios. Al ensayo lo sostiene una conciencia personal ocupada formalmente con el lenguaje. Por ello resulta un vagabundeo intelectual dirigido por las palabras y su arte combinatoria, sostenido por ella, cosido así. Sentencia el orgullo gremial que la forma más alta de la inteligencia es el lenguaje. La más elusiva, también. Funciona por su cuenta y existe mediante su propia autonomía. A veces, dicen los antiguos, la suerte y la perseverancia permiten al escritor transformarse en ese amanuense del espíritu que suele vivir en las palabras. En el principio fue el Verbo, como hablando construyó el demiurgo al mundo y Noé pudo darle nombre a la creación. Así que refrescantes, talentosos, vitriólicos, amenos, bien escritos, antidóxicos, honorables, individuales, aleatorios, los ensayos de este singular volumen confirman la fuerza prosística y la poliédrica reflexión escrutadora de Jorge Pecha. También los signos de la época determinan su contenido: una fragorosa lucidez con la cual el autor ensaya y obtiene esta indagación cultura contemporánea y vigente, este diálogo dilucidante y al fin venturoso hecho en el viñedo literario de otras obras y otros autores. Retrato de mentalidades, de temperamentos y circunstancias, retrato de lecturas, En tiempos de penuria –un bello y triste y exacto título– consiste en un ejemplar intelectual y estéticamente perdurable. Léalo sin falta usted.
Fernando Solana Olivares