Hagan la guerra, no el amor, aprovecha la intriga internacional, el espionaje y la tensa situación del mundo actual como pretexto para un extraordinario alarde de imaginación.
Aventuras, sadismo, pasiones, angustia, humorismo son condimentos para un misterio inaudito cuyo desenlace, totalmente inesperado, implica la supremacía de la gente sencilla del pueblo sobre os héroes arquetípicos, lo mismo que ocurre en la vida.
En Hagan la guerra, no el amor, se encuentran escenas tan extravagantes y cáusticas como la feroz "tortura placentera" a que es sometida la protagonista en cuyo tormento se unen el suspiro del placer y el alarido de horror, el máximo delirio amoroso y el amor más crispante, el mayor goce físico y el terror más espantoso. Al mismo tiempo, todas sus páginas están inundadas de una sátira despiadada de nuestra época, sátira que lleva en sí la autocrítica de la obra misma y de su género literario.
Si ama usted las obras divertidas, intrascendentes, de pura distracción, lea Haga la guerra, no el amor. Si, por el contrario. desea leer algo que no sólo le entretenga, sino que, además, le haga pensar, entonces lea Haga la guerra, no el amor.
* Esta contraportada corresponde a la edición de 1971. La Enciclopedia de la literatura en México no se hace responsable de los contenidos y puntos de vista vertidos en ella.