Quiero ser la que seré lo más pronto posible: bailarina, pintora, cantante...
Pero como creo que nunca sabre leer y escribir "como Dios manda", no pienso en ser escritora, ni historiadoa, ni maestra, ni doctora, ni enfermera, ni secretaria...
En un tiempo en el que la dislexia es algo desconocido, y la dificultad para leer y entender lo que se lee es interpretado por algunos como vagancia o rebeldía, una niña se esfuerza cada día para superarlo. Sin recurrir a tintes dramáticos, la autora trata el tema de la dislexia entrecruzandolo con otras circunstancias de la vida de la protagonista, como el colegio, las amistades, la familia.
Cuando María del Carmen lee o escribe cambia las letras de lugar o las confunde con otras, por eso sus maestras la regañan, pues creen que es rebelde y caprichosa. Mari relata los días de su vida cotidiana en los que, debido a su peculiaridad, se tiene que enfrentar a las burlas de los demás niños y comentarios negativos de las personas. Pero Mari no lo hace intencionalmente, sino que tiene una dificultad que no le permite leer y escribir como los demás. Ella nos relata su historia, que se desarrolla en una época en la que no se conocía la dislexia y mucho menos se sabía que necesita un tratamiento especial.