“Soy Carlos y vine a matarte”, dice a su víctima uno de los personajes de Sin clemencia, de Norma Lazo, quien relata algunos crímenes que han conmocionado a México. He aquí momentos cumbre de nuestros asesinos, actos que han entrado en la historia mexicana de la infamia y el horror, episodios memorables de la violencia nacional. En torno a los grandes crímenes se construyen los grandes mitos, más cuando los actos brutales son motivados por un “odio sin medida ni clemencia”. Las heridas mortales infligidas sobre un hombre marcan a todo colectivo, los actos sanguinarios despiertan el miedo y el morbo. Nos asusta la posibilidad de ser la víctima, tanto como nos asusta la de ser asesino. Nadie puede negar que las entrañas protestan ante los encabezados y ante las imágenes del crimen, nadie puede negar tampoco que las entrañas exigen voltear a ver esos titulares, esas imágenes sangrientas. Norma Lazo ha escrito un compendio de actos inquietantes. Sin clemencia nos muestra los horrores cometidos por los peores criminales mexicanos, esos mismos que exorcizamos convirtiéndolo en mito y en leyenda.