En el segundo de sus libros, Noé Jitrik prosigue una experiencia de escritura iniciada en el primero, La fisura mayor. Si en éste “la fisura” adquiría al fin cierto valor de símbolo, el lugar por el que las cosas se filtran y desaparecen, ahora el título sugiere la idea de un límite que en el fondo es el límite de lo real. Seguramente por eso, los relatos que componen Llamar antes de entrar se organizan, todos y cada uno, como un contrapunto entre la mínima desventura, lo débil cotidiano y la inauguración de un mundo en el que todo es posible: espacio anchísimo que sólo la escritura puede hacer pisar.
Posiblemente, lo esencial de estos textos de Noé Jitrik esté ya implicado en sus poemas. Quien además conozca su trabajo de crítico advertirá que las mismas preocupaciones gobiernan su acercamiento a los otros, que en eso consiste un primer gesto de la crítica. En suma, que este libro es parte de un continuo que canaliza a su vez una voluntad de conocimiento y de reconocimiento presente en todos los recovecos de una obra.