"¿En verdad existe la prosa?". Con Navaja, Fernando Curiel responde a esta pregunta de Stephane Mallarmé. Consciente de que cada segmento del idioma debe tener un filo bien templado, para entrar en la carne del lector, Curiel da un ejemplo de lo que es -o debe ser- la prosa. Navaja es un libro de escritura. Su protagonista central es el idioma, cuestionado por la realidad, obligado por circunstancias diversas a cambiar la vida. Forma es fondo: cada uno de los textos de este libro es una propuesta lingüística que renuncia a la calidad pragmática de la prosa: paradójicamente, esa decantación alquímica del idioma no nos lleva a escapar de la realidad, sino a adentrarnos en ella. Fragmentos que destellan con la precisión del aforismo y la iluminación del poema; notas rojas convertidas en experimentos verbales; nostalgias que por inverosímiles se vuelven verosímiles. Todo esto y más se acomoda en la maleta de Fernando Curiel, en espera del lector dispuesto a explorar su contenido. Pero tenga cuidado: las navajas cortan sin sentirlo, y suelen sangrar con su caricia (Vicente Quirarte).