"Un libro -afirma Blanchot- incluso un libro fragmentario, tiene un centro que lo atrae: centro no fijo que se desplaza por la presión del libro y las circunstancias de su composición. También centro fijo que se desplaza si es verdadero, que sigue siendo el mismo y se hace cada vez más central, más escondido, más incierto y más imperioso."
Esta idea o mejor esta sensación es la que me incita a reunir en un volumen una serie de artículos que he publicado en el tiempo y en el espacio de unos cuantos años y algunas revistas. Este libro se fragmenta en dos partes discontinuas por el pretexto, aunque amalgamadas por el deseo de intervención en un mundo que podría definirse como "el reflejo del otro en la mirada", título también probable de este ensayo obsesivo en torno a diversos autores y un solo tema.