Durante las diferentes etapas de su vida (en La Habana, Francia, Ciudad de México, Tabasco y España) Julieta Campos pudo de algún modo encontrar su vocación reflexiva, que se enriqueció haciéndole compañía a su trabajo de ficción, dotándola a ella, a sus palabras de una claridad inusitada.
En estas páginas, algunos de sus amigos, colegas y admiradores, recuerdan a quien fuera una gran figura definitoria no sólo en la literatura, sino también en la política social y en el desarrollo humanitario de México. Así, en esta compilación, hecha con todo el amor y dedicación que más de cincuenta años de convivencia con Julieta le concedieron a Enrique González Pedrero, se hallan textos de Héctor Aguilar Camín, Denise Dresser, Fabienne Bradu, Sealtiel Alatriste, Margo Glantz, Mauricio Merino, Aline Petterson, Elena Poniatowska, Ignacio Solares y Danubio Torres Fierro, quienes hacen de ésta una elegía no sólo a la Julieta Campos escritora y ganadora del Premio Xavier Villaurrutia, sino a la activista que dejó su corazón en Tabasco, a la amiga de las tardes largas y las conversaciones imperecederas.
No se trata de ningún modo de una suma de tristezas sino, más bien, de una fiesta en la que los invitados dejan ver que la felicidad de conocer a Julieta, ya sea a través de sus novelas y ensayos o en su persona, es el resultado de una maravillosa pasión compartida.
