La publicación conjunta de “Tránsitos de Octavio Paz” y “Recuerdos de Coyoacán” es un acierto por la continuidad de los poemas, que no se agota la figura de Paz como tema o referencia. No importa si el primero que encontramos en la edición haya sido escrito y concluido dos meses después del segundo, leemos el libro como una totalidad a partir del contrapunto ente el yo y lo otro, entre la subjetividad y el mundo externo, pasado y presente, imagen y realidad. Contrapuntear: cantar de contrapunto, concordancia armoniosa de voces contrapuestas, cotejo y contraposición; y para comparar conocer, analizar, descubrir las relaciones secretas éntrelas cosas (…) La edición dominicana de Tránsito de Octavio Paz y Recuerdo de Coyoacán es una botella lanzada al mar ancho y solidario de la amistad. Dentro de la botella hay un mensaje antiguo y minucioso. Está escrito con lenguaje universal de Rimbaud, del alma para el alma, y sus avíos son el vértigo y las palabras. Bienaventurados los que escuchen su voz y participen de su misterio.