Ricardo Garibay reúne en Paraderos literarios lecturas y experiencias literarias. Este libro tiene la virtud de la variedad en los asuntos que trata y la llaneza en el estilo, y viene a ser algo parecido al diario de la vida de un escritor, donde lo mismo cuenta el entusiasmo por los autores recién descubiertos —Golda Meir, Alvaro Cunqueiro, Amy Tan, Isak Dinesen, Michel Tournier, Shusaku Endo, por sólo mencionar algunos—que la recreación de encuentros, recuerdos y conversaciones con amigos. Garibay imagina estos escritos como los paraderos rústicos donde se detienen los caminantes a refrescarse y tomar un buen vino, y con ese gusto captura "las repentinas aristas de lucidez que las páginas abren para contemplar la vida". La cosecha es abundante. Llenan estas páginas títulos, nombres, párrafos que han dejado huella, asociaciones y anécdotas literarias. Garibay comparte en este libro aireado, entretenido, reposado, maduro, sus preferencias y sus pasiones, y muestra un espíritu abierto y atento a tantos escritores como sólo puede abarcar quien posee una verdadera vocación por la literatura.