La librería se fundó durante la primera mitad del siglo xx y estuvo ubicada en las calles de Isabel la Católica y Cinco de mayo. Santiago Ballescá se dedicó a la compra y venta de libros antiguos y usados. A este negocio se debe la publicación de El Zarco, de Ignacio Manuel Altamirano, y de las novelas históricas de Victoriano Salado Álvarez. Su éxito comercial radicó en la publicación de novelas por entregas.