En la primera mitad del siglo xx, don Ángel Pola abrió la librería que lleva su nombre en la calle de Cuba, en el centro de la Ciudad de México. Este librero se dedicaba a la compra y venta de libros antiguos y usados. Además, distribuía textos en las instituciones de enseñanza media y superior de la ciudad, así como en dependencias gubernamentales.