Estudió en la Escuela Normal de Oviedo y ejerció el magisterio en las aldeas de Asturias. A los catorce años publicó sus primeros versos en El Eco de los Valles, de Panes, Asturias, y en los semanarios El Pueblo y El Oriente de Asturias. Colaboró con poemas en los diarios El Noreste, de Gijón, Región y Avance, de Oviedo. Combatió en las filas de la República. Fue resistente antinazi y suboficial de guerrilleros. Estuvo internado en los campos de concentración de Argelès-sur Mer y Le Barcarés (1939-1944). Desempeñó oficios manuales de 1945 a 1946 en las Compañías de Trabajadores Extranjeros: Arles-Tech, Perpignan, Prades (Pirineos Orientales) y Bram (Aude). Publicó poemas en Ataque, de Perpignan, en Ahora, de Toulouse y en L'Espagne Republicaine, semanario bilingüe de París, y prosas en Don Quijote, de Rodez. Dirigió la Maison d'Enfants Espagnoles Sain Goin (Bajos Pirineos) (1946). Impartió clases en la Maison d'Enfants-Israelites en Cessieu (Ysère) (1948). Publicó versos y prosa en revistas como Norte y Hoy, y en Vanguardia Cubana y La Última Hora, de La Habana. Tradujo al francés la poesía de Nicolás Guillén y, al español, a Francis Jammes, Paul Eluard, Bertolt Brecht, Louis Aragon, Hubert Juin y otros. En 1953 llegó a México. Impartió clases en la Escuela Bancaria y Comercial de México. Trabajó en la "Hispano Continental Films" al lado del productor y director mexicano Miguel Contreras Torres (1955-1964). Colaboró en el Anuario de Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México (unam) y en los suplementos de El Nacional, El Día, Excelsior, entre otros periódicos, semanarios y revistas de México, los Estados Unidos, España e Hispanoamérica. Su poesía fue publicada en varias antologías de México y el extranjero. Dejó inéditas novelas, obras de teatro, poesía y narraciones cortas. En 1967 salió del país, para radicar en la Unión Soviética, de 1969 hasta su muerte.

José María Álvarez Posada, crítico literario, narrador y poeta, refleja en su poesía la voz y el dolor del ex combatiente y exiliado, a la vez que la esperanza de un pueblo. Su obra es el testimonio de la tragedia española, mezcla de fe y decepciones. Su expresión literaria de estilo a veces irónico conjunta lo arcaico y lo moderno; se inclina por dar testimonio de la violencia y el dolor humano, las luchas y las incertidumbres. En la poesía de Álvarez Posada es evidente la plasticidad con que describe el paisaje del oriente asturiano.