Realizó sus estudios elementales en su ciudad natal y en el Colegio de San Nicolás de Hidalgo, en Morelia. Durante la Revolución, fue ayudante de pagador del ejército de 1916; posteriormente, es designado agregado comercial de la Legación de México en Londres (1929-1930), lo que le permitió asistir a clases nocturnas en la London School of Economics. A su regreso a México desempeñó diversos cargos públicos: jefe del Departamento Consular, en 1931; jefe de Prensa y Publicaciones en la Secretaría de Hacienda; cónsul general en Nueva York (1935); administrador del Banco Nacional de Crédito Agrícola (1936); consejero del Banco de México; subsecretario de Hacienda (1938-1940) y director general del Banco de México (1940-1946). Asimismo representó al país en diversas embajadas y conferencias internacionales. Fue también profesor en las Escuelas Nacional Preparatoria, en la de Verano para Extranjeros; en la Nacional de Agricultura y en la de Economía, todas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Fue miembro de la Junta de Gobierno del Centro Mexicano de Escritores, del Patronato del Instituto Nacional de Cardiología e impulsor de la creación de la Fundación para Estudios de la Población.

Eduardo Villaseñor, aunque se inició en las letras como narrador y poeta, fue principalmente un estudioso de la economía mexicana, campo que conoció profundamente debido a sus actividades en el ámbito financiero. Sus Memorias- testimonio, además de dar una visión personal de su actuación como servidor público a lo largo de treinta años, son una importante evocación de algunas personalidades con quienes convivió, como Genaro Estrada, Alberto J. Pani, Manuel Gómez Morín, José Gorostiza o los distintos presidentes del país. De la curiosidad y otros papeles es una suerte de miscelánea en la que los géneros literarios se confunden; lo mismo se encuentran divagaciones a manera de diálogo, un par de obras de teatro breve, dos comentarios de libros y cuatro relatos, alguno cercano a la prosa poética y otro más, vecino a la viñeta. Como poeta, su obra se caracteriza por la sencillez formal —a veces unida a la brevedad—, que se corresponde con la sinceridad de los sentimientos, ya sea el amor, ya la amistad, como en los poemas dedicados a Alfonso Reyes, o la nostalgia por los recuerdos de viaje.