La primera de ellas se publicó al año siguiente de la terminación del movimiento, en 1930, con pie fingido de San Antonio, Texas: Héctor. La novela del ambiente mexicano, por JORGE GRAM, seudónimo del canónigo DAVID G. RAMÍREZ (1889-1950). Héctor, más que una novela, es un himno fanático del movimiento cristero, centrado en la figura del protagonista que le da nombre y cuyas hazañas tienen por paradigma al héroe homérico. La resistencia y el boicot organizados en las ciudades, la guerra en Michoacán, las acciones y los amores de Héctor y Consuelo en Zacatecas, y el deber de los cristianos de rebelarse contra la tiranía son los temas principales. Estos temas son el pretexto para las execraciones más violentas contra el gobierno y el ejército y la exaltación del heroísmo de los hombres y mujeres que luchan por Cristo Rey. A pesar de los almíbares de gusto dudoso, y de esta simplificación de los caracteres, el relato logra ser impresionante así carezca de objetividad, o quizás a causa de ello. El asalto al tren de Guadalajara, por ejemplo —con que concluye Héctor—, y que aquí se presenta como una hazaña fue considerado un horrible crimen por el novelista que se considera a continuación.
El mismo Jorge Gram es autor de Jahel (1935), que al parecer supera en fanatismo a Héctor.
LA GUERRA SINTÉTICA
Las tesis neotomistas, implícitas en Héctor y en otra novela posterior y aún más extremista de Jorge Gram, llamada La guerra sintética (San Antonio, Texas, 1935) han sido estudiadas por Juan Hernández Luna (“Dos novelas del neotomismo en México. La filosofía de los cristeros”, en Filosofía y Letras, núms. 41-42, México, enero-junio de 1951, pp. 65-86). A propósito de Héctor señala las dos tesis que se oponen en la novela, la que afirma la ilicitud de la rebelión y la que predica, apoyado en el pensamiento escolástico, la justificación filosófica, y aun la obligación de la rebelión (“lo que sí es pecado, y gravísimo, lo que sí merece excomunión, es que el católico no ingrese a las filas de los cristeros”). Y en La guerra sintética, que se refiere a la decisión tomada en 1934 por el gobierno del presidente Cárdenas de implantar la educación socialista, Jorge Gram radicaliza su prédica. Siguiendo a Santo Tomás de Aquino y a otros filósofos (Belarmino, Suárez y Mariana), establece la justificación filosófica del tiranicidio: “La guerra sintética se cifra en esto: ¡Poca sangre y mucha victoria! ¡Poca bala y mucho tino! ¡Siempre a las cabezas; a las cabezas siempre!” “Con Jorge Gram —comenta Hernández Luna— la filosofía escolástica deja de ser puramente académica, deja de ser una reliquia arqueológica, deja de ser simple ornato de erudición medieval, para convertirse en filosofía militante.”
Estudió el bachillerato en el Seminario de Durango posteriormente pasó al Colegio Pío Latinoamericano de Roma y obtuvo el doctorado en la Pontificia Universidad Gregoriana, de Roma. En 1918 se ordenó sacerdote. En México asistió al Congreso Eucarístico Nacional en 1924. Participó a favor del movimiento cristero y fue expulsado del país en 1927. Vivió en los Estados Unidos y Europa, como secretario particular del Arzobispo de Durango, José María González y Valencia. Regresó a México en 1936, para enseñar en el Seminario de Durango. Su temperamento belicoso le ocasionó nuevamente dificultades con las autoridades civiles y eclesiásticas del país, especialmente a raíz del Congreso Eucarístico de 1947.
David G. Ramírez es más conocido por su seudónimo “Jorge Gram”, que utilizó para firmar todas sus obras, de carácter propagandístico, a favor de la guerra cristera. Las ediciones de sus libros son un problema bibliográfico, pues aunque al parecer muchos de ellos aparecieron por primera vez en el extranjero, se trata de falsificaciones en el intento de proteger la identidad y seguridad del autor. Las novelas de Gram, a decir de Juan Hernández Luna, son “una justificación filosófica-escolástica del movimiento cristero”, en las que el neotomismo se convierte en una “filosofía militante”. En Héctor, su primera y más conocida novela justifica y le da sentido de obligación moral al movimiento armado en contra del gobierno de Calles, basándose en la autoridad bíblica y en los Padres de la Iglesia. La guerra sintética propone un nuevo método de lucha, el que le da título al libro, y que consiste en “¡Poca sangre y mucha victoria! ¡Poca bala y mucho tino! ¡Siempre a las cabezas; a las cabezas siempre!”. Igualmente, en Jahel, equipara a la protagonista con la heroína bíblica que ajusticiara al tirano por propia mano. La trinchera sagrada reúne una serie de discursos, arengas, artículos y sermones de carácter combativo.
- David G. Ramírez