Hizo sus estudios de preparatoria en El Ateneo Fuente de Saltillo y se tituló de abogado en la Facultad de Jurisprudencia, de la Universidad Nacional Autónoma de México (unam), en 1929. Fundó, en su ciudad natal, la peña “Amigos de Ramón López Velarde” y dirigió con Héctor González Morales, Papel de Poesía, de 1934 a 1945. Ejerció las cátedras de Literatura Universal, Española e Iberoamericana por más de diez años en El Ateneo Fuente y en la Escuela Normal de Saltillo. Desempeñó importantes cargos públicos en la capital de su estado, como los de juez y diputado, de 1933 a 1934. Desde 1947 ingresó al servicio exterior mexicano con el cargo de Primer Secretario de la Embajada de México en Perú; pasó después a las Embajadas de Uruguay (1952), Argentina (1954) y Cuba, donde se desempeñaba como consejero de la Embajada de México al momento de su muerte. Representó a México en la Organización de Estados Americanos (oea); fue encargado de negocios en la Embajada de México en Canadá. Dictó una serie de conferencias sobre literatura mexicana: “Medio siglo de poesía mexicana” en la Universidad de San Marcos y participó en distintas publicaciones de habla hispana con diversos escritores latinoamericanos. Colaboró en El Ateneo, de Saltillo; Cauce, de Torreón; Casa de Coahuila; Hoy, de México; Letras Potosinas, y en otros periódicos y revistas tanto de provincia como de la capital de la República. Mantuvo por varios años las columnas: “Bajo la cruz del sur” y “Presencia de América” en el suplemento dominical “Revista Mexicana de Cultura” del diario El Nacional.

Jesús Flores Aguirre, poeta y ensayista, en la permanencia fiel a su propósito inicial: la exaltación del motivo provinciano en todas sus manifestaciones, encontró el rasgo distintivo de su trabajo poético, ya sea el pasado glorioso de la conquista o la visión luminosa de Mazatlán, empezando con Horizontes grises (1925), luego con Ruda labor (1932), hasta llegar a México esdrújulo (1950) y La anunciación del maíz (1955), obras que guardan los mismos sentimientos, vigilante angustia ante la naturaleza y trémula simpatía por los seres que pueblan ciudades y campos. En su trabajo como ensayista y comentarista literario se observa también su interés por resaltar la imagen de la poesía mexicana de provincia; resultado de este propósito es la antología Once poetas de Nueva Extremadura (1927), en la que reúne a escritores como Raúl Neira Hernández, Ponciano Guerrero González, Margarito Arizpe Rodríguez y otros escritores coahuilenses.