Nació en San Francisco del Mezquital, Durango, en 1927; muere el 7 de abril de 1968, en la Ciudad de México. Ensayista y narrador. Se formó como escritor en el taller literario “Renovación”, del cual fue presidente. Colaboró en La Prensa. Colaboró en Gente, Mundo Mejor, La Prensa, Señal, Siempre! y El Universal. Parte de su obra fue incluida de manera póstuma en la Antología de la narrativa mexicana del siglo XX, Fondo de Cultura Económica, 1989, preparada por Christopher Domínguez Michael y en La literatura mexicana del siglo XX, de José Luis Martínez y Christopher Domínguez Michael, conaculta, 1995.
08 jun 1993 / 28 jun 2018 14:48
Fue hijo del coronel cristero Florencio Estrada, muerto en combate en 1936, y de Dolores Muñoz. Vivió sus primeros años como espectador y protagonista de la segunda rebelión cristera, en el sur de Durango. Muerto su padre se trasladó con su madre y hermanos a la capital del país, donde estudió en la escuela para huérfanos de cristeros La Divina Infantita. Estudió Filosofía, Letras y Teología en el Seminario Conciliar de León, Guanajuato y, posteriormente, en la Escuela de Periodismo Carlos Septién García, en la Ciudad de México, en 1953. Se inició como escritor combativo, disidente de la doctrina sinarquista. Militó en el movimiento cívico de Salvador Nava, en San Luis Potosí, contra el cacique Gonzalo N. Santos, entre 1961 y 1962. Perteneció al Taller Literario Renovación, del cual fue presidente. Fue reportero de El Universal Gráfico (1955-1968), colaborador del periódico El Universal y de las revistas Mundo Mejor, Señal, Gente y Siempre! y director de la revista de la Compañía de Ingenieros Civiles: i.c.a. Varios de sus cuentos se publicaron en el diario La Prensa, “Sábado”, de Unomásuno, Letras Libres, (Paréntesis) y en la revista El Cuento, donde también aparecieron algunos de sus ensayos. Dejó inéditas las novelas: “Los indomables”, “La buena cizaña”, un libro de cuentos: “Narrativa típica” e inconclusas las novelas: “La tierra era blanca”, “Enemigo” y “Cinco mujeres”, además del estudio “Los cristeros y la literatura”.
Antonio Estrada Muñoz, novelista, cuentista y ensayista, ha sido considerado por la crítica como el mejor novelista de la Guerra Cristera en México, con Rescoldo. Los últimos cristeros. Murió cuando estaba consolidándose su obra por el tratamiento que les daba a los temas de los que se ocupaba: la revuelta cristera y los problemas del campo, logrando con ello dos de las mejores novelas en su género: además de Rescoldo..., La sed junto al río; y en trabajos posteriores, como “La buena cizaña”, en la cual acusó un notable progreso en el desarrollo de la temática y el estilo. En La sed junto al río describe la vida de los hombres del campo; recrea lo agreste, lo salvaje del mundo rural. En Rescoldo recoge los recuerdos de su padre, que luchó durante la segunda rebelión cristera (1934-1939), en la sierra de Durango. Esta novela destaca por su valor documental, la descripción de personajes humanos y verdaderos y por su lenguaje, enriquecido con los modismos y expresiones del pueblo. Sus cuentos, recogidos en publicaciones periódicas, también participan de las mismas inquietudes temáticas y narrativas. Con sus artículos publicados en El Cuento da a conocer información sobre los tepehuanes, el grupo étnico más desconocido e indómito de la República Mexicana, que habita en el estado de Durango; habla de las leyes, fiesta, religión y costumbres de esta etnia, que es una mezcla de los piel roja y los nahoas.
Instituciones, distinciones o publicaciones
Sábado. Suplemento del periódico Unomásuno
El Cuento. Revista de imaginación