Fue hijo de Julio Jiménez Rueda y sobrino de Bernardo Ortiz de Montellano. Estudió en las Facultades de Derecho y de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México (unam), en donde inició su amistad con José Luis Martínez y con Henrique González Casanova y Francisco Giner de los Ríos, que editaron póstumamente la mayoría de sus obras. Su afición por la tauromaquia lo llevó a torear con el sobrenombre de “El Señorito”. Con Wilberto Cantón fundó la revista Espiga, de la que sólo se publicaron seis números (1944-1945), y los cuadernos del mismo nombre, dedicados principalmente a poesía anglosajona. Colaboró con reseñas, notas y cuentos en Letras de México.

Bernardo Jiménez Montellano cultivó el cuento y la novela, la poesía, el ensayo y el teatro infantil. Tanto en su obra poética como en la prosa aborda temas referentes a la mujer y al amor imposible, el mar y el toreo como imágenes del mundo. Para Jiménez Montellano todos se rigen por la bravura, el misterio, el azar y la muerte inminente e inevitable. En La Virgen de Espadas, su única novela, la felicidad se vuelve imposible para todos los personajes: la joven huérfana, el torero en decadencia y su asesino, miembro de la cuadrilla. El arca del ángel reúne ocho relatos desarrollados en un ambiente poético que acentúa el carácter fantástico en el que los títeres cobran vida o las novias muertas aparecen en una céntrica calle de la ciudad. Juan Bautista, un sensible chofer de taxi, es el tenue enlace que une todos los relatos. Este mismo volumen recoge algunas notas e impresiones sueltas, pero “impregnadas como ninguna otra página suya, de su personalidad y de su intimidad llena de riqueza”, al decir de Julio Jiménez Rueda.